“Para aprender, uno tiene que viajar”, había afirmado una vez Mark Twain. Y, efectivamente, Michaela no solo conoció otros países durante sus siete meses de viaje. Descubrió también qué rumbo profesional quería después tomar en su tierra: LKW WALTER. Decidir a distancia lo más próximo le resultó sencillo, puesto que la empresa ya le había propuesto un contrato estable antes de embarcarse en su viaje.
De modo que Michaela se incorporó nada más volver: “En aquel momento fue, sin duda, la decisión correcta. Trabajar aquí tiene muchos paralelismos con viajar. Te encuentras con gente estupenda, experimentas una espectacular diversidad lingüística y cultural y no paras nunca quieta”. Con su decisión, esta apasionada instrumentista del dulcimer se ha asegurado también poder compaginar su trabajo con la música. Pronto aparecerá su primer CD con canciones populares de diferentes países europeos.